
Destinos instagrameables vs autenticidad.
¿Estamos perdiendo el alma de nuestros viajes?
La “moda” de la moda efímera está fuera de control en el turismo. Mi única esperanza es que, como moda al fin, también pasará. Pronto. Espero… (Sandra Howard)
Recuerdo vívidamente mi primera visita a un queridísimo pueblo en Colombia. Las casas de colores vibrantes, los zócalos únicos y la vista panorámica me dejaron sin aliento. Hace poco volví por primera vez después de la pandemia. “Les está yendo bien”, pensé al ver tantos turistas. Poco a poco entendí que era otra cosa: un pueblo saturado con avisos de neón, callejones cubiertos con sombrillas de colores y “esculturas” que parecían sacadas de un catálogo de «puntos instagrameables» ¿Qué pasó con la magia original?

Este fenómeno se ha contagiado a lo largo de Latinoamérica. Destinos que alguna vez fueron únicos están cediendo ante la tiranía de los microtrends turísticos; modas efímeras impulsadas por redes sociales como Instagram y, especialmente, TikTok. La búsqueda del selfie perfecto y el video viral está transformando nuestros pueblos y ciudades en parques temáticos genéricos, donde la autenticidad se sacrifica en el altar de la estética superficial.
El auge de los «puntos instagrameables»
La obsesión por capturar la foto perfecta ha llevado a una proliferación de decoraciones y estructuras repetitivas. Las manidas letras de colores con el nombre del pueblo, avisos de neón con frases «inspiradoras» que se ven igual en cualquier restaurante o tienda, callejones de sombrillas que nada dicen de la cultura local, esculturas de la «mano de dios » que se multiplican sin criterio. El imperio del cliché.

Esta tendencia plantea una pregunta crucial: ¿Estamos priorizando la foto sobre la experiencia? ¿Estamos acabando con la autenticidad y los paisajes naturales para lograr la foto icónica? Los viajeros pasan más tiempo buscando el ángulo perfecto para su selfie que conectando con el lugar y su gente. En lugar de disfrutar lo que se ofrece ante sus ojos se dedican a coleccionar imágenes que podrían haberse tomado en cualquier sitio. No quiero imaginar lo que serán esos álbumes o galerías de fotos dentro de cinco años, cuando no sabrán la diferencia entre 10 “ángeles” captados con sus alas gigantes en cualquier montaña de Guatemala, Ecuador, un bar o tienda en el mall; o docenas de callejones de sombrillas de colores en México, Guayaquil o Carmen de Viboral… y cómo lucirán esos callejones de descoloridas sombrillas para entonces.


¿Alguien puede creer que soy un ángel?
El impacto en la autenticidad y la identidad local
La homogeneización turística borra las diferencias culturales y paisajísticas que hacen que cada destino sea especial. Cuando todos los pueblos se ven iguales, perdemos la oportunidad de descubrir la riqueza y diversidad de nuestra tierra (motivo por el que nos vienen a visitar, en primer lugar).
El turismo debe ser un motor para preservar el patrimonio y la identidad local, no una fuerza que los destruya. Afortunadamente, existen destinos que han logrado equilibrar esta ecuación y resisten la tentación de “estar a la moda”.

Plataformas como Instagram y TikTok han acelerado la difusión de los microtrends turísticos. Los influenciadores y los videos virales crean una presión constante para que empresarios y destinos hagan lo necesario para complacer a ese turista “trendy”. Además, la naturaleza efímera de los contenidos fomenta un consumo rápido y superficial, donde la imagen prima sobre la experiencia. Y no es que no se puedan aprovechar estas microtendencias para atraer tráfico a sus redes o visitantes a los sitios; claro que si. Requiere identificar formas de hacerlo sin dejar cicatrices en el destino; como, por ejemplo, haciendo uso de las tecnologías: con realidad aumentada, es posible crear todas esas figuras ¡y más! ojalá más auténticas y asociadas a elementos locales. Se pueden generar marcos, banners y toda suerte de gráficos que permiten tomar la anhelada foto viral del #trending sin necesidad de construir una estructura física.

Los organismos de gestión del destino deben mostrar su liderazgo y, junto al sector privado, -que es dueño de la mayoría de los atractivos- poner de moda, no ceder a la moda y dejar de patrocinar estas estructuras. En su lugar, descubrir y valorar elementos originales y auténticos, narrativas mejor construidas sobre sus recursos culturales y naturales para posicionar pueblos con alma, reflejo de su gente, su historia y su riqueza paisajística (que es un derecho colectivo, así como lo es el silencio; pero eso es materia de otro escrito). Crear memorias dignas de conservar en una foto o un video, que al repasar evoquen las buenas experiencias vividas y provoque volver a ese lugar y recomendarlo.

Hacia un turismo más consciente y responsable:
Dar la vuelta a esta página y apuntar a un turismo que valore la autenticidad, la sostenibilidad y el respeto por la cultura local su puede lograr, con compromiso de cada uno, empezando con los viajeros. Aquí hay algunas ideas:
- Investigar antes de viajar: Como turistas o viajeros debemos escoger destinos que ofrezcan experiencias genuinas y que estén comprometidos con la conservación de su patrimonio.
- Apoyar el comercio local: Cuando compramos artesanías originales, probamos la gastronomía típica y contratamos a guías locales, les damos razones para valorar lo propio y conservarlo.
- Alejarse de los circuitos masificados: Explorar pueblos y comunidades menos conocidos, donde se puede vivir una experiencia más auténtica es una aventura que vale la pena.
- Ser un viajero respetuoso: Cuidar el entorno, respetar las costumbres locales y evitar comportamientos que puedan dañar el patrimonio cultural es una obligación de todos.
- Disfrutar el momento: Bajar el celular, observar, oler, saborear y escuchar. Conectar con el lugar y su gente no tiene precio.

La obsesión por la imagen de moda, sobresaturada y perfecta, está robándonos la oportunidad de vivir experiencias auténticas y significativas. Seamos agentes de cambio, más conscientes y presentes. Solo así podremos preservar el alma de nuestros viajes y garantizar que las futuras generaciones puedan conocer las maravillas y disfrutar la riqueza y diversidad de nuestro planeta y los pueblos que lo habitan.

¿Qué opinas sobre estos clichés de moda en el turismo? ¿Crees que vale la pena montarse en cada #Trend? ¿Cuál es tu favorito o más odiado cliché? Déjame tus comentarios.